Buscando la inspiración – Peñíscola
¡Hola de nuevo!
¿Qué tal si empiezo el mes de septiembre hablando sobre mi viaje de verano?
Este año el destino elegido ha sido …. ¡Peñíscola!
Por si no lo conocéis, Peñíscola es una pequeña ciudad costera de la provincia de Castellón (Comunidad Valenciana, España). Su encanto reside mayormente en su localización, parte del casco urbano está situado sobre una península rocosa.
En lo más alto de esta formación rocosa se construyó el conocido Castillo del Papa Luna entre los siglos XIII y XIV. Pasear entre las estrechas callejuelas que rodean el castillo es una maravilla.
Plagado de bares, restaurantes y tiendas de souvenirs, se hace complicado elegir donde parar a recobrar fuerzas.
Si decidís visitar Peñíscola en agosto, es importante que sepáis que es necesario reservar mesa para no llevaros sorpresas.
Nosotros no estábamos hospedados en el casco urbano de la ciudad, sino en la playa, a unos 40 minutos andando del castillo.
El primer día que fuimos a pasear y disfrutar de las vistas desde el peñón, intentamos cenar y no pudimos, todas las terrazas en las que preguntamos estaban completas.
Al segundo día ya conseguimos reservar en Bar y Pulpería «El Rebost». Tienen barco propio, por lo que el pescado no puede ser más fresco.
Probamos platos típicos de la zona como el pulpo, fritura de pescado o el all i pebre de gatet. Todo muy bueno y a buen precio. Si no recuerdo mal, salimos a menos de 13 euros por persona.
Si, como yo, eres una amante de la naturaleza, no puedes dejar de visitar la Sierra de Irta.
Con el bikini y la cámara de fotos en la mochila, pusimos el despertador a las 5:00 de la mañana para poner rumbo a la ruta de los acantilados.
Ver amanecer sobre la torre de Badum, con el mar Mediterráneo y Peñíscola al fondo como protagonistas, no tiene precio. Una experiencia inolvidable.
Os dejo el enlace a mi tablón de Pinterest, por si queréis echar un vistazo al resto de fotos del viaje.
Hasta aquí el post de hoy, espero que os haya gustado.
¡Hasta el próximo domingo!